El CEAD inició sus actividades en el año 1996 formando parte de la Asociación Civil Nuestra Tierra. Desde 1998 ofreció talleres para difundir la metodología de la EEPE, “Educación Ecológica en el Patio de la Escuela”, como base de su filosofía. 

La filosofía EEPE se basa en el contacto y el descubrimiento de la naturaleza como una estrategia a largo plazo para la conservación y como la base fundamental de la educación ecológica y ambiental.

El CEAD promueve esta mirada como una nueva propuesta cultural, donde el ser humano se comprende a sí mismo como ambiente en un plano de respeto e igualdad con otros seres.

Actualmente El CEAD genera un ámbito de información y educación, abierto a toda la comunidad educativa acerca de temáticas ecológicas y ambientales. Desde el Centro de Educación Ambiental, se organizan actividades para chicos, como la jornada “Afuera está lindo”, que se reitera año a año, y también para grandes, buscando ofrecer a la comunidad espacios de acercamiento e información sobre nuestro entorno cercano. También es un espacio de consulta abierto a todos aquellos docentes que tengan inquietudes sobre estas temáticas.

Somos parte de este ambiente, el cercano en el que desarrollamos nuestra vida cotidiana, y el grande, el planeta Tierra.

No se trata de salvar al planeta como postura generosa y altruista, sino de entender que somos un componente más dentro de los que conforman este ambiente y necesitamos aprender a vivir como parte de él.

Cuando nos asumamos como parte del ambiente podremos empezar a mirar a todo y a todos los que nos rodean de una manera más igualitaria y equilibrada comprendiendo su función, respetando su existencia.

Es en este punto donde aparece la ecología en la escuela como base indispensable. Esto se aprende desde la primera infancia, sintiendo, disfrutando, riendo, sorprendiéndonos, haciendo, tocando, observando…

Por eso la Educación Ecológica en la escuela, por eso desde el Nivel Inicial, porque es necesario brindarle a los niños, la posibilidad de sentir y vivenciar para que luego, de adultos puedan ser, como ya lo dijo Atahualpa Yupanqui, “hombres-paisaje”.